jueves, 14 de marzo de 2013

La culpa II

  Voy a continuar con un tema que ya he tocado, pero que me gusta mucho: la culpa. Desde un punto de vista particular: la sociedad y su modo de buscar culpables.
  Primera aclaración: no estamos hablando solamente de culpables de hechos delictivos, si no también de culpables de cualquier situación negativa como podría ser el estado del transporte público.
  Es muy común que la opinión pública encuentre culpables por todos lados. Políticos, jueces, empresarios, empleados, etc. Cuando la masa social busca culpables se vuelve agresiva y poco precisa. Al sentirse herida en sus derechos sale a atacar a las personas más visibles. De más está decir que la visibilidad no tiene ninguna relación con la culpabilidad. Nueva aclaración: no se está poniendo en duda el legítimo derecho de la sociedad de exigir que todo funcione correctamente.
  El punto que no debemos perder de vista es que, muchas veces, aquello que se exige a culpables determinados obedece a un comportamiento que se verifica en distintas áreas de la sociedad. Por ejemplo, se le exige eficiencia a un x responsable cuando la eficiencia no es una característica de la sociedad. Reside allí una cuestión lógica muy fuerte: el responsable x forma parte de la sociedad, por lo tanto, si la sociedad no se caracteriza por su eficiencia, es muy probable que el responsable x tampoco.
  El otro ejemplo es el que podría darse con la corrupción. La corrupción, me animo a decir que en toda latinoamérica, está enquistada en todos los niveles de la sociedad, por lo tanto, es hipócrita estar pidiéndoles a políticos o empresarios que no sean corruptos. Además es un camino sin salida. La única salida real es empezar a hacer un esfuerzo por bajar los niveles de corrupción en la sociedad en general.
  Por supuesto existe una escala de responsabilidades, y a mayor poder, mayor responsabilidad, pero eso no exime a los que tienen poco poder de esforzarse en ser mejores. Después de todo, difícilmente nos enteremos si los poderosos hacen algún esfuerzo por ser menos corruptos.
  Con esto quiero indicar que muchas veces al buscar culpables ante una situación negativa olvidamos mirar a nuestro alrededor y ver qué pequeñas cosas podemos cambiar para ayudar a revertir esa situación negativa. Este paso es muy importante porque la queja por la queja misma no genera ningún aporte real a la situación. Pero si nosotros generamos un cambio en nosotros mismos o en quienes nos rodean que de alguna manera esté relacionado con la solución esperada, entonces estaremos preparando un suelo social fértil donde el día de mañana pueda florecer una solución definitva al problema en cuestión. Esta tarea es mucho más importante que la de buscar culpables, más cuando los culpables no están bien definidos.

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