domingo, 31 de marzo de 2013

El destino y el determinismo

  Existe una pregunta científica que creo está en la mente de todas las personas. Curiosamente su formulación es un tanto vaga pero todo el mundo la comprende: ¿existe el destino? Detrás de esta pregunta hay dos maneras  opuestas de ver el Universo.
  Primero que nada quiero clarificar la pregunta porque la palabra "destino" puede ser ambigua y por lo tanto la pregunta también. Lo que se encuentra detrás de esa pregunta es lo siguiente: lo que vamos a hacer en el futuro, ¿ya se encuentra escrito y es imposible de cambiar? ¿o nuestras decisiones son las que van creando el camino por el que transitamos?
  Desde un punto de vista científico la existencia del destino es llamada "determinismo". Y se define de la siguiente forma: si uno conoce absolutamente todas las variables que componen al Universo en un determinado momento, entonces, uno es capaz de predecir con total exactitud qué es lo que va a suceder en cualquier momento futuro. Es decir, sabiendo con absoluta exactitud lo que está ocurriendo hoy, se puede predecir con un ciento por ciento de eficacia lo que va a suceder en el futuro.
  El "no determinismo" dice exactamente lo contrario. Que aun conociendo todas las variables que componen al Universo, no es posible predecir cómo se va a comportar el Universo.
  Entiéndase por Universo absolutamente todo. No solamente las estrellas, planetas o meteoritos. Si no todo, inclusive el comportamiento de cada elemento de nuestro planeta, y el comportamiento de todos y cada uno de los seres vivientes que lo pueblan.
  Una de las personas que intentó darle una respuesta a esta pregunta fue Albert Einstein. Como es de esperar Einstein tenía una hipótesis, una idea sobre cómo funcionaba el Universo e intentaba demostrarla. Su idea era que el destino efectivamente existía, que era posible predecir el futuro si se tenía un conocimiento absoluto de un solo instante del Universo.
  Pero las teorías de Einstein chocaron con una rama muy importante de la física actual: la física cuántica. En la física cuántica los resultados no son predecibles. Por el contrario, resultan azarosos y lo que ocurre en un momento en determinadas circunstancias puede no repetirse en otro aún cuando las circunstancias no hayan variado.
  Entonces, ¿la física cuántica es una negación irrefutable del destino? Mi apreciación personal es que no. Si bien actualmente nada la ha podido refutar, eso no quiere decir que en un futuro no pueda ser reemplazada por otra teoría más completa y determinista.
  Aún así, el determinismo tiene una desventaja que considero central. Es la siguiente: uno puede imaginar un Universo entero que se comporte de manera determinista, pero, si en dicho Universo existiera un solo punto de indeterminación, entonces todo el Universo sería no-determinístico. Un poco más simple: si existira un solo vestigio de azar en todo el Universo, entonces no es posible predecir absolutamente nada, porque ese punto de azar afectaría a los puntos vecinos y esto formaría una suerte de efecto dominó que terminaría afectando a todo el Universo. Es algo similar a lo que se conoce como "efecto mariposa". Algo que sucede en un punto se transfiere hacia sus puntos aledaños generando un cadena de cambios cada vez más grande que nunca se detiene.
  Pasemos ahora al arte. Habrán escuchado alguna vez aquel verso que dice "caminante no hay camino, se hace camino al andar". Su autor, Antonio Machado, parece haberse puesto del lado del indeterminismo.
  Borges también, pero de alguna manera deja ver que él cree que existe un determinismo acotado. Noten estos versos extraídos del mismo poema:

"El porvenir es tan irrevocable
como el rigido ayer."
...
"pero en algun recodo de tu encierro
puede haber una luz, una hendidura.
El camino es fatal como la flecha.
Pero en las grietas, esta Dios que acecha."

  Existe un cuento que puede ser tildado de determinista donde el protagonista se cruza con la muerte y con horror ve que la muerte le hace una mueca extraña. Por ese motivo, intenta alejarse de ella y se va a una ciudad muy lejana. Al siguiente día la muerte lo encuentra en dicha ciudad y le comunica que viene a matarlo, a lo que el hombre se queja diciéndole que cómo puede ser que lo haya ido a buscar tan lejos si en el día de ayer la había visto a kilómetros de distancia. La muerte le dice entonces que ella también lo vio, y que se había sorprendido de encontrarlo tan lejos del lugar donde debía matarlo al siguiente día.
  Tal parece que el arte tampoco se pone de acuerdo en la naturaleza determinística o no-determinística del Universo.
  Todo este devenir quisiera resumirlo en un pensamiento que considero importante. Y es el siguiente: es válida la curiosidad por saber si el Universo es determinístico o no; o para decirlo de manera más simple, si existe o no el destino. Ahora bien, también es importante darnos cuenta que si ignoramos dicho destino, si no podemos predecir con total eficacia aquello que va a suceder, entonces deberíamos actuar como si ese destino implacable no existiera. Porque desde nuestro punto de vista absolutamente ignorante de las reglas que rigen el Universo (incluso ignorante de si existen o no), poco importa que estas reglas marquen cada uno de nuestros pasos. Ignorar el destino nos hace libres. Libres de decidir todo el tiempo y libres de crear nuestro propio camino.
  Por eso es importante hacernos cargo de nuestras decisiones, y no creer ni esperar que alguien nos diga qué es lo que nos va a suceder, porque es imposible hacer predicciones de ningún tipo.
  Creo que el consejo más sabio es que utilicemos la ignorancia del futuro para nuestro beneficio y tomemos las decisiones según nuestra propia creencia, según lo que sentimos que es lo correcto. La única respuesta válida para tomar una decisión es aquella que nace dentro nuestro, que nace de nuestras convicciones de nuestro modo de ver la vida. Esto no quiere decir aislarse de lo que dicen las personas que nos quieren bien, no. Muy por el contrario, sabiendo que nuestras decisiones son tan importantes, debemos tener cuidado al tomarlas y tratar de absorber toda la información necesaria para decidir bien. Pero la decisión última, la que rige nuestro camino de acción debe ser tomada dentro nuestro.
  Antes de cerrar esta conclusión también quisiera remarcar que, como la decisión final va a ser nuestra, debemos también saber ser humildes y saber admitir errores y equivocaciones. Saber corregir nuestro camino una y otra vez hasta encontrar aquel que nos identifica de la mejora manera.
  Hay que buscar siempre el camino propio, después de todo, nada vamos a conseguir si intentamos vivir la vida correcta que otra u otras personas eligieron para nosotros.

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